LA VANGUARDIA
Octubre de 1887
Aquesta notícia es una altre versió de l'accident ocorregut a les vies de les vagonetes entre la Meseta de dalt i la Plaça Dolça que ja he publicat en un altre apartat. Posteriorment uniré les dues versions. Aquesta però, es més interessant i complerta ja que explica de manera molt més detallada tant l'accident com el funcionament dels plans inclinats que porten a Torallas.
La Vanguardia ho explica així:
Un muy querido amigo que se hallaba formando parte de los expedicionarios cuando la horrorosa catástrofe de Torallas, nos remite el siguiente escrito, en el que se dan minuciosos detalles acerca aquel desgraciado suceso.
Aunque el asunto es algo trasnochado, creemos que nuestros lectores verán con gusto el trabajo de nuestro amigo, pues la multitud de pormenores que contiene lo hace en extremo interesante.
Helo aquí:
Entre la plaza mas baja que exsiste en las Minas, llamada Plaza Dulce y la estación de carga del ferrocarril de Torallas, hay dos vias de 0'80 metros de ancho y un plano inclinado bis-automotor, cuya parte inferior llega al nivel del andén de la citada estación.
Las vias arrancan del nivel de la Plaza Dulce con una pequeña pendiente de 18 milimetros por metro; una de estas vias que se llama de descenso se dirige al plano inclinado, y otra llamada de regreso, conduce a Minas. Su desarrollo es de uno 2 kilómetros.
Por la primera circulan las vagonetas en trenes de 15 a 20, cargadas con los productos que se expiden al ferrocarril, y por la segunda regresan a Minas las vagonetas vacias, también en trenes de 15 a 20.
Dada la pendiente de estas vias, la tracción de los trenes no solo se verifica sin auxilio de motor alguno, sino que es necesario que cada tren lleve cierto número de frenos para mitigar la velocidad que sin ellos adquiririan los vehículos.
Siendo el desnivel entre la Plaza Dulce, punto donde se organizan los trenes descendientes , y la estación de Torallas, de unos 127 metros y teniendo la via 2 kilómetros de longitud, con una pendiente de 18 milímetros, gana un desnivel de 36 metros, quedando por consiguiente el punto extremo de la llegada de los trenes al plano inclinado, 90 metros más alto que la estación.
Este desnivel se vence por medio de un plano inclinado de unos 250 metros de longitud , que recorren las vagonetas en trenes de tres, enganchadas a un cable de alambre haciendo subir las tres que bajan llenas, a otras tres vacias en la via paralela a la que recorren las que bajan. Al mismo tiempo suben por otro plano inclinado, que está situado en la prolongación del inferior, las vagonetas vacias que con la anterior maniobra habian llegado a la "meseta central" o punto de llegada de las cargadas de producción, ascendiendo de este modo las vacias a un nivel que se halla a 36 metros más alto que la Plaza Dulce. A dicho nivel se organizan los trenes de vagonetas vacias que regresan a Minas, conducidos, como en la via anterior , por dos operarios, que cuidan de mitigar la marcha de las vagonetas con los frenos que a este efecto llevan.
Un solo aparato situado en la "meseta superior" del plano inclinado, basta para hacer funcionar los dos juntos, siendo su puesto de cuatro bobinas de garganta fijadas a un arbol horizontal; dos de ellas que enrollan los cables y otras dos que los desenrollan. A cada lado de las bobinas existen dos potentes frenos para mitigar la marcha de las maniobras, que son manejados por medio de un sistema ingenioso de palancas y muflas.
Por ser este plano inclinado de doble efecto se llama bis-automotor; así como los cinco restantes del establecimiento que son de simple efecto se les denomina automotores, no teniendo más que dos bobinas.
He aquí ahora como ocurrió la catàstrofe:
Poco después de haber despedido al señor Vidal, emprendióse el regreso a Minas. Nos reunimos todos en la estación de Torallas, y allí de los 16 que formábamos la comitiva, 8 se decidieron a subir por el plano inclinado inferior ocupando las vagonetas vacias de la maniobra que en aquel momento se estaba verificando. Los demás preferimos subir a pié la empinada cuesta, siguiendo el camino que serpenteando conduce a la "meseta central", punto de llegada de los trenes de vagonetas llenas.
Ya todos en este sitio donde se encontraban las dos vagonetas de asiento que habíamos utilizado para bajar y una caballeria para arrastrarlos hasta la Plaza Dulce, nueve de nosotros determinamos tomar una de las vagonetas de asiento y subir con ella el plano inclinado superior para desde allí regresar por la via que va descendiendo hacia las Minas.
Yo y los seis restantes empleados , ocupamos el vehículo que quedaba y conducido por la caballeria llegamos sin novedad a la Plaza Dulce al cabo de ocho minutos.
No habian transcurrido cinco minutos después de nuestra llegada, cuando vino a avisarnos un expreso operário de la fábrica de cemento, que se halla situada a la mitad del trayecto poco más o menos, manifestando que habia descarrilado la vagoneta que conducia a los demás viajeros, en la alcantarilla de Coll d'Art, situada cerca de la fábrica de cemento, y que habian ocurrido muchas desgracias.
Sin perdida de tiempo tomamos la misma vagoneta que nos habia conducido y nos trasladamos al sitio de la desgracia, presentándose a nuestra vista un cuadro desconsolador.
El vehículo que habia descarrilado a unos 6 metros de la alcantarilla, en una curva rápida que allí hace la via, se despeñó, cayendo al fondo del barranco, que tiene 6 o 7 metros de profundidad, lleno de piedras sueltas puntiagudas procedentes de los desperdicios de las canteras inmediatas, y seis de los nueve infelices que montaban la vagoneta se hallaban cubiertos de sangre, entre ellos uno que habia dejado de existir.
Se trasladaron dos de los heridos más graves a una casa inmediata y los demás fueron conducidos a sus repectivos domicilios.
Los nombres de los que sufrieron heridas en este terrible suceso son:
Don Juan Moreu, ingeniero industrial, que murió a los dos o tres minutos, con la cabeza aplastada por una rueda y la palanca del freno que el llevaba.
Don José Puig, oficial escribiente de Administración, que fué recogido moribundo y falleció al poco rato de haber sido traladado a la casa inmediata.
Don Eudaldo Arqués, maquinista, con heridas graves en la cabeza y fuertes contusiones en todo el cuerpo.
Don António Borrás, escribiente, con siete heridas en la cabeza y una fuerte contusión en el muslo.
Don Luis Turc, auxiliar de la sección facultativa, con dos heridas en la cabeza, una en la parte inferior del muslo izquierdo, dos fuertes contusiones en la columna vertebral y otras varias en diferentes partes del cuerpo.
Don Francisco Bertran, escribiente, dos costillas fracturadas y otras varias contusiones leves.
Y el reverendo don Antonio Ribas, capellán-maestro de la colonia, también con varias contusiones leves.
Fins aquí la noticia publicada.
Torre dels cables a la Meseta de dalt. Des d'aquí se suposa que va sortir la vagoneta accidentada. Foto: col·lecció familiar. |
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NOTICIA CURIOSA
El mateix dia que La Vanguardia publicava la notícia de l'accident de les mines, també ho feia d'una que tot i no tenir res a veure ni amb les mines ni amb Surroca , si que m'ha semblat molt curiosa i que la vull compartir.
Diu així:
Según dicen los periódicos ingleses, un pescador encontró en el Hudson un mónstruo de un nuevo género.
Este animal, de unos 20 piés de largo, tenia su cabeza sobre el agua, lo cual permitió al pescador observar que en el sitio que devia ocupar la nariz tenia un cuerno muy desarrollado y orejas parecidas a las del elefante.
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